El origen de las inocentadas

Dia de Santos inocentes

Ya es 28 de diciembre, y unos cuantos se levantan frotándose las manos ante las fechorías en plan de bromas que piensan hacer, mientras que otros, los más tímidos, tiemblan de sólo pensar que puedan ser objeto de esas inocentadas. Los periódicos se recortan para hacer el clásico muñequito, se venden más polvos pica pica que ningún otro día del año y todos buscamos en los periódicos intentando averiguar cuál es la noticia falsa del día. El día de los inocentes. Pero, ¿cuál es el origen de las inocentadas?

Si miramos el almanaque, veremos señalado que el 28 de diciembre es el día de los Santos Inocentes, día en que Herodes mandó asesinar a todos los menores de 2 años en Belén. Temeroso de que Jesús pudiera arrebatarle el trono según las profecías. Fue en el siglo IV cuando la Iglesia decidió establecer ese día como el conmemorativo de dichos santos.

Sin embargo, no fue sino hasta la Edad Media cuando empezó a recordarse tal día como el de las bromas e inocentadas. Antiguamente, el día 6 de diciembre, era costumbre en Centroeuropa, elegir de entre todos los niños del coro, a uno que era nombrado obispillo, cargo en el que estaba hasta el día 28 de diciembre. Dado los antecedentes de esta figura, que procedía del antiguo «Obispo de los locos» al que se le permitía hacer todo tipo de bromas, y al coincidir con el día de los Santos Inocentes, al obispillo comenzó a llamársele Obispillo de los Inocentes, a los que se les hacía bromas por incrédulos.

Aquella figura del obispillo se extendió por toda Europa a pesar de la persecución a la que la sometió la Iglesia que la consideraba una costumbre sacrílega, y fue en España donde mayor arraigo consiguió.

En otros países, como Italia y Francia, el día de los Inocentes se celebra en otras fechas. Así, en el país transalpino, el día de los Inocentes se celebra el 1 de abril, día de las bromas del «pez de abril», y llegó de la mano de Sicilia, cuando ésta estaba bajo dominio del reino de España.

Curioso es que en España aún se celebra la tradición del Obispillo en Burgos, quien recorre el centro histórico de la ciudad con su Corte, finalizando el día con un paseo a lomos de caballos hasta la plaza Mayor donde es recibido por el Alcalde.

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