La imitadora del Michael Jackson

La mujer se hace llamar Mikki Jay, y acaba de gasta cerca de 8.000 libras esterlinas en cirugías estéticas para parecerse a Michael Jackson.

Mikki Jay es el nombre artístico de esta británica, madre de tres hijos, que se dedica a imitar al Rey del Pop desde el año 1992. Realiza shows en vivo en fiestas privadas, teatros, programas televisivos, eventos especiales, hoteles, cabarets, y cualquier lugar que le pidan, con la sola condición de desembolsar cierta cantidad de dinero, que no sabemos bien cuánto es, pero debe ser importante, ya que esta mujer gana unas 120.000 libras al año. Mucho de este dinero lo invierte en mantener un vestuario acorde al vestuario del cantante original: chalecos militares, sombreros característicos, muchas lentejuelas, y hasta los infaltables barbijos de Michael.

Ahora, yendo un poco más allá, sintió la necesidad de invertir parte de su dinero en retocar sus pómulos, barbilla y nariz para transformar su cara para siempre, dejando atrás sus rasgos personales y únicos, en pos de lograr algo que unos podrán llamar profesionalismo, otros identificarán como aventurero, o excéntrico, u osado, y otros, que serán los aguafiestas de siempre, dirán que es una idiotez.

Según parece, Mikki es una de las mejores imitadoras del ídolo, pero está lejos de ser la única.

Hay un extraño encanto que hace que ciertas personas, que no son pocas, se identifiquen de tal manera con un personaje reconocido, que lleguen a imitar sus comportamientos, su forma de vestir, sus movimientos. Y es lógico pensar que mientras más popular, más querida, mas atrayente sea esa figura, más imitadores tendrá. Hay gente que imita a reyes, papas, políticos, cantantes, actores, futbolistas…

En cuanto a Michael Jackson, es probable que haya imitadores de él en cada pueblo y ciudad del planeta. Esto es debido a que es una de las figuras más conocidas y queridas del mundo, y a que es relativamente fácil de caracterizar, más que nada por su vestuario único. Muchos lo harán por hobby o por cariño.

Algunos pocos sacarán rédito económico de esto efectuando shows en vivo para un público deseoso de Jackson, que conforman sus ansias de ídolo con dosis de imitadores. En esos casos, los artistas duplicados actuarían como recordatorios del original el cual, mientras tanto, pasará sus días acumulando deudas, juicios y recuerdos, deambulando somnoliento por su rancho de mil hectáreas, entre montañas rusas oxidadas, habitaciones vacías, sillas de ruedas, personal doméstico sin cara y los ecos de la música que suena desde los rincones y desde los interminables pasillos de su mansión.