Curiosos titulares ante llegada de Napoleón a París
Una historia que sería divertida, si no fuera patética, es la que registra el progreso de los titulares de un periódico francés que se sucedieron durante los días del destierro de Napoleón y su posterior retorno a París.
Mientras Napoleón estaba lejos, la forma en que los periodistas del diario El Monitor se referían a él era despectiva y desafiante, pero a medida que el militar se acercaba a París, los redactores iban cambiando su tono, pasando primero a una forma prudencial y medida para referirse a él, y adoptando luego un tono francamente servil. Lo curioso del episodio es que se trata de un caso francamente paradigmático, en el que con unos cuantos titulares quedan retratados la escasez de escrúpulos y el carácter acomodaticio de algunos periodistas.
Durante el mes de Marzo de 1815 éstos son los titulares que se sucedieron en el periódico El Monitor mientras Napoleón se acercaba:
- – «El Monstruo se escapó de su destierro».
- – «El Tigre se ha mostrado en el terreno. Las tropas avanzan para detener por todos lados su progreso».
- – «El Tirano está ahora en Lyon. Cunde el temor en las calles por su aparición».
- – «El Usurpador está a 60 horas de marcha de la capital».
- – «Bonaparte avanza con marcha forzada».
- – «Napoleón llegará a los muros de París mañana».
- – «El Emperador está en Fontainebleau».
- – «Su Majestad El Emperador hizo su entrada pública y llegó a las Tullerias. Nada puede exceder la alegría universal ¡Viva el Imperio!»
No son necesarios más comentarios ante semejantes variaciones en la forma de opinar. Pero si se piensa bien, hechos como éste son más que frecuentes. Incluso en la historia reciente de muchos países es fácil encontrar casos de periodistas que son muy valientes y se atreven a enfrentarse al poder y a «llamar a las cosas por su nombre» en días como los que corren, donde no se corren verdaderos riesgos, mientras que años atrás, cuando una palabra de más o de menos podía significar un verdadero peligro (cárcel, tortura, muerte), adoptaban un tono más que respetuoso, un tono servil ante los poderosos de turno.