Los sonidos del silencio, la música de las estrellas
Por supuesto que los responsable de las películas de ciencia ficción saben que en el espacio no hay aire y, por lo tanto, no hay sonido tal como lo conocemos, pero está claro que las explosiones silenciosas de naves espaciales no se verían nada bien en la pantalla y de ahí el habitual “error” de las películas sobre viajes espaciales.
Como se sabe, el sonido consiste en ondas que se desplazan a través del aire y que al impactar contra nuestro oído son decodificadas por el cerebro como ruido, música, voces, etc. En el espacio exterior no hay aire por el que puedan viajar las ondas, sin embargo, no todo es silencio en el universo.
La sonda Huygens, que exploró un satélite de Saturno, Titán, en 2005 iba dotada de micrófonos, y debido a que esa luna posee una atmósfera gaseosa se pudieron registrar diversos sonidos en su superficie. Pero esa no fue la primera vez que intentamos escuchar algo… Ya en 1999, los muchachos de la NASA habían puesto micrófonos en la sonda Mars Polar Lander para grabar los sonidos de la superficie de Marte. Lamentablemente, la Mars Polar Lander no tuvo suerte con esa misión, aunque el ulular del viento marciano y los sonidos de las tormentas de arena aún son el objetivo de muchos astrónomos.
Explorando las diversas posibilidades musicales del sistema solar, hay varios objetos que poseen atmósferas de diversa clase y composición y que ofrecen una variedad sonora poco explorada. Venus, por ejemplo, promete mucho sonidos, pero las altísimas temperaturas de ese pequeño infierno hacen imposible el trabajo de ninguna clase de micrófono. Lo que sí se sabe es que, en Venus, debido a su enorme presión atmosférica, cualquier leve sonido se transformaría en un estruendo.
Por otra parte, la Luna ofrece pocos atractivos sonoros debido a que no posee atmósfera.
La siempre inquietante Europa (el más famoso satélite de Júpiter), ofrece un atrayente panorama sonoro en el interior de su mar de agua salda. Panorama para el estudio del cual los científicos están diseñando sistemas similares a los usados para estudiar el hielo del Océano Ártico.
En términos generales, la idea de una música universal y/o celestial, ha seducido a pensadores y poetas tan diversos como Platón, Dante o Fray Luis de León. Y hoy sabemos que las fluctuación sísmicas y gaseosas, así como los diferentes proceso que se suceden en una estrella, hacen que éstas produzcan (a modo de campana) una cierta clase de sonido espacial. Sonido que no podemos escuchar porque no se difunde a través del vacío del espacio, y porque la frecuencia de estas ondas están por debajo de lo que es capaz de escuchar el oído humano, pero sonido a fin de cuentas.
La tecnología diseñada para registrar estos sonidos, ahora permite usar la “música de las estrellas” como una nueva fuente de información para el estudio del universo.
Y, dando un paso más, actualmente, la idea de encontrar la forma de escuchar los sonidos del universo y transformarlos en música ha seducido a varios artistas, como por ejemplo, a los integrantes del Stellar Music Project o al legendario guitarrista de Queen, Brian May… así que, habrá que estar con los oídos atentos…