¿Quiénes eran los fariseos?
Por fariseo se suele entender una persona hipócrita, falsa, y por fariseísmo la actitud que caracteriza a dicha persona. La literatura está llena de frases como: actuó lleno de fariseísmo, queriendo decir actuó con hipocresía.
Así las cosas es forzoso preguntarse la razón. ¿Por qué fariseo llegó a ser sinónimo de hipócrita? Como sabéis, las palabras no son neutrales. Muchas veces portan una carga ideológica muy fuerte o nacen en virtud de prejuicios muy arraigados. Y cuando hablamos de judíos, la historia ha sido fértil en crear anfibologías y ambigüedades en el terreno lingüístico.
Por ejemplo, a los conversos de hace más de cinco siglos empezó a llamárselos marranos (ya hay que tener mala uva). Sin ir más lejos, la familia de Baruj Spinoza, ese príncipe de los filósofos, era marrana. En este caso es muy obvio: los marranos eran (y son) esos animales que también llamamos cerdos. Volviendo al caso de fariseo, ¿Quiénes eran los fariseos y por qué acabaron dando nombre a un tipo de persona hipócrita, malvada, ruin?
Según el historiador Flavio Josefo (él mismo de origen judío fariseo), que vivió en el siglo I, la sociedad hebrea de aquellos años estaba compuesta por una masa anónima, en mayor o menor medida cumplidora de la Ley o Toráh, y cuatro grupos (que Flavio Josefo llama sectas o “filosofías”) diferenciados y cuya vivencia de la religión judaica era más intensa y estricta.
Estas cuatro sectas judías que existían en la época del presunto mesías Jesús de Nazaret eran: saduceos, fariseos, esenios y celotas. Por lo tanto, los fariseos eran uno de los grupos en que se dividía la sociedad judía. ¿Qué los caracterizaba, qué los hacía distintos en comparación con el resto de sectas y, sobre todo, con el resto de la población judía?
Se piensa que tanto fariseos como esenios habían surgido del partido de los hasidim, al que se hace referencia en la Biblia mediante el primer libro de los Macabeos. Hasidim se suele traducir por “piadosos”. Por otra parte, desde la perspectiva etimológica, se cree que la voz fariseo significa los apartados o separados (hebreo p[h]erushim; también paras, separar).
¿Separados de qué? De la gran masa. ¿Eso quiere decir que los fariseos eran un grupúsculo apartado, fuera de la sociedad? Todo lo contrario (eso más bien serían los esenios). En la época de la que estamos hablando los fariseos eran los verdaderos dirigentes, los más influyentes. Aunque eso sí: creyéndose lo mejorcito de la “nación” judía.
Al mismo tiempo eran nacionalistas furibundos. Es este punto y, especialmente, el modo que tenían de considerar la relación con la Ley (mosaica) lo que los distinguía de los saduceos, el grupo dirigente clásico, por así decir.
Mientras que los saduceos, que controlaban el Sanedrín, pasaban por colaboracionistas con el poder extranjero romano a ojos del resto de judíos, los fariseos se declaraban enemigos de Roma. Y mientras los saduceos respetaban solamente la ley escrita (en especial el Pentateuco), los fariseos atribuían una autoridad semejante sino mayor a una ley oral que había cristalizado con el tiempo.
De este modo desarrollaron una casuística considerable, al amparo de interminables discusiones sobre aspectos de la ley que podían afectar a la vida cotidiana. Otras diferencias con los saduceos eran la creencia en la inmortalidad del alma y en la venida de un mesías (en esto coincidían con la mayoría de la sociedad judía).
De todos estos rasgos, es en su apego por la letra más que por el espíritu de la Ley, su afición a la discusión y a la casuística, y su fanatismo formal lo que parece estar en el origen del movimiento que hizo de la palabra fariseo sinónimo de hipócrita. Eso y el hecho de que en el Nuevo Testamento se dibuje a Jesús en cálidas disputas contra “escribas y fariseos”. Aunque en este punto habría que matizar. ¿Eran los fariseos los enemigos de Cristo? No.
Es más, un estudio riguroso del comportamiento de Jesús, de sus palabras, de sus gestos, de sus parrafadas…todo parece indicar que el nazareno era un miembro de los fariseos. O, cuando menos, alguien que se identificaba profundamente con ese grupo y cuya interpretación de los textos sagrados era en extremo dependiente de la lectura farisaica. Eso sí: prescindiendo de la puntillosa casuística de muchos fariseos.
Creo que sos de los mismos fariseos que en su tiempo rechazaron al Mesías que ya vino, y si no lo crees, creo que os uno de los marranos o cerdos a los cuales no que hay que tirarles las perlas.