La lavadora, nuestra gran amiga
No hace falta hacer extensas y sesudas encuestas para saber que la lavadora es una de las máquinas más prácticas que se han inventado en la historia. Ya nadie se imagina un día a día en el que ésta «maravillosa» máquina no esté presente, simplificando las labores domésticas a todas y todos aquellos que se enfrentan al tedioso y duro trabajo cotidiano doméstico.
Pero… ¿nos hemos planteado alguna vez cómo se inventó y qué pasos se siguieron hasta llegar el momento en que se consiguió una máquina parecida a la que hoy usamos?. No fue fácil y costó muchos intentos y años y años de avances y mejoras en el prototipo inicial.
La historia comienza, al menos lo que queda reflejado en los libros, en el año 1780: un tal Robinson de Lancanshire patenta una máquina para lavar y escurrir la ropa aunque no se llega a tener constancia de que llegara a construirla. Dos años después el inglés Henry Siedger, esta vez sí, construye una máquina cuya misión es lavar la ropa: es una especie de tinaja de madera que era impulsada a mano a través de una manivela.
De esta forma, y con pequeños avances al paso de los años, llegamos a 1855 cuando se construye una máquina, ya más parecida a las actuales, y se utiliza para ayudar en las labores de lavado y secado en los hospitales de Crimea, muy concurridos de pacientes por aquellos años.
Un poco más tarde, en 1880 aparecen las primeras máquinas que calientan el agua mediante gas o carbón. Fueron un verdadero avance ya que supuso un gran avance en la limpieza final de la ropa. Ocho años más tarde el ingeniero electrotécnico Nikola Tesla inventa un motor eléctrico compacto con lo que, de nuevo, fue otro paso de gigante en el camino hacia el presente tal y como lo conocemos.
Habría que esperar unos años hasta que en 1901, el norteamericano Alva Fisher crea definitivamente la primera lavadora eléctrica, acoplando a una de las ya existentes, un motor eléctrico que impulsaba, ya de una forma precisa, un tambor.
Aunque en ese momento apareció un leve problema: la ropa siempre giraba en el mismo sentido con lo que se producía un apelmazamiento. Éste inconveniente se resolvió mediante un mecanismo automático que invertía, alternativamente, el sentido de la marcha. En los siguientes años se fueron incorporando otros elementos como unos rodillos para escurrir la ropa.
Un largo camino, aunque nos parezca mentira, hasta llegar a hoy en día en que vivir sin las lavadoras nos sería imposible de imaginar.
Foto vía: servitecnic
Fue el primer invento que ayudo realmente a la mujer en sus tereas domesticas, lavar la ropa era el mayor de los trabajos, pues habia que ir a lavaderos publicos o a la ribera de los rios, y en verano o en invierno era una terrible faena para las mujeres que ademas, habian de cargar la ropa en grandes cestas. Hoy dia,el lavado de las ropa ha dejado de ser una carga para todos. Benditas lavadoras.