El origen de la bicicleta
La bicicleta reaparece en el siglo XXI como una alternativa sustentable y sana a los problemas que genera el aumento descontrolado de automóviles en las principales ciudades del mundo. Según los libros de historia, es un invento del alemán Carl von Drais, allá por el año 1817; también hay cronistas que se la atribuyen al conde francés Mede de Sivrac, al parecer presentó su prototipo a la Corte de Versalles en 1790. Pero la bicicleta es bastante más antigua, hay antecedentes del siglo XV, e incluso anteriores.
Los primeros dispositivos se llamaron celeríferos y están presentes en las antiguas civilizaciones de Egipto, China e India. Eran dos ruedas unidas por una simple barra de madera, por supuesto que no tenían pedales y se impulsaban con los pies. Sólo funcionaban en terrenos con declives. Vale la aclaración: eran muy peligrosos porque no tenían ningún sistema de freno mecánico. La única opción era ponerle el cuerpo. Los accidentes eran frecuentes, al punto que muy poca gente optaba por utilizar este tipo de vehículo.
En China puntualmente las ruedas se fabricaban con bambú, no existían los cuerpos inflables, el viaje era verdaderamente incómodo. Los más evolucionados fueron los aztecas, se encontraron en Centroamérica restos de aparatos parecidos al celerífero que incluían velas para aprovechar el empuje del viento. Pero tampoco tuvieron demasiada aplicación.
Los pedales fueron una invención de Leonardo da Vinci; en su Codex Atlanticus, escrito en 1490, pueden verse bocetos de una transmisión de cadena, mismo método que emplean las actuales bicicletas. Es una adaptación del principio de polea descubierto por el célebre Arquímedes. Es notable que ha pasado el tiempo, los materiales han avanzado notablemente, pero el núcleo técnico de cómo generar el movimiento es exactamente igual al que se pensó hace 6 siglos.
Una vez iniciado el proceso industrial de fabricación, la primera bicicleta con pedales -efectiva y confiable- fue llamada velocípedo y es autoría del herrero escocés Kirkpatrick Macmillan, quien en 1839 concluyó su invento. La llegada al mercado masivo data de 1867.
De todos modos, las fechas son muy relativas y cambian de acuerdo a la fuente consultada. Hay una verdadera guerra burocrática sobre la pertenencia de las patentes, porque la información, con el correr del tiempo, se fue cruzando y falseando.
Me gustan este tipo de webs, sobre curiosidades de los objetos, muy buen aporte