Curiosidades sobre los chimpancés
Los chimpancés son uno de los animales que más simpatía despiertan en el ser humano. Ya sea debido a su proximidad en la cadena evolutiva o a las gracias que estos simios realizan con frecuencia, raro es aquel visitante de un zoo que no dedica varios minutos a observar sus proezas. Lo cierto es que hay ciertos comportamientos de los chimpancés que difícilmente pueden pasar desapercibidos.
Mucho chimpancés lanzan heces a sus semejantes. Esto, en contra de lo que pueda parecer a priori, es un signo de inteligencia. Recientes estudios han demostrado que los chimpancés que tienen esta curiosa costumbre tienen el hemisferio izquierdo cerebral más desarrollado que aquellos que no adquirieron dichas habilidades lanzadoras. Como esta región del cerebro es la responsable directa del habla, se cree que esta «manía» de los chimpancés de lanzar objetos es un claro precedente del desarrollo del lenguaje en los seres humanos. Asimismo, las investigaciones señalaron que los mejores lanzadores eran, además, los mejores comunicadores.
Un chimpancé bostezando es una imagen relativamente frecuente y recurrente. Al igual que en las personas, el bostezo se «contagia» entre los chimpancés. Éste no es sólo un síntoma de hastío o cansancio sino que funciona como una señal de conexión social: los chimpancés bostezan con mayor frecuencia si ven a miembros de su «familia» bostezar que si los bostezos proceden de un individuo desconocido para ellos. Esto se traduce en que los chimpancés poseen una capacidad de empatía superior a la habitual en otros animales.
Por otra parte, resulta curioso observar como estos animales poseen su propia concepción de la muerte. Un estudio publicado en la revista American Journal of Primatology muestra el ejemplo de una hembra que perdió a su cría de 16 meses y que continúa cargando con el cuerpo inerte durante más de un día. Transcurrido este tiempo, lo deposita en el suelo, en el claro de un bosque. Después de acercarse varias veces al cadáver, lo palpa con sus manos en la cara y el cuello y luego lo lleva a junto el resto del grupo, que comienza a examinarlo. 24 horas después, la madre se hace a la idea de que su hijo ha muerto y ya no lo transporta más.
Llamativo es también el hecho de que los chimpancés jóvenes poseen una memoria mayor que la del ser humano. Estamos hablando de la memoria a corto plazo: esta clase de primates es capaz de memorizar por un breve lapso de tiempo series numéricas, proceso en el que resultan más eficientes que las personas.
Los chimpancés pigmeos saben decir «no«. Con un gesto de cabeza, por ejemplo, una chimpancé puede expresar a su hijo que desaprueba determinado comportamiento. Además, los chimpancés también tienen juguetes. Dependiendo de su sexo, los chimpancés jóvenes juegan de una manera u otra. Las hembras suelen echar mano de trozos de madera que emplean como si fuesen muñecas, cuidando de ellas igual que su madre cuida de sus crías.
Como vemos, la inteligencia de los simios se ha demostrado en muchas ocasiones. No sólo son capaces de responder a los estímulos del exterior tras un breve razonamiento sino que además, desarrollan pautas de convivencia bastante perfeccionadas y, de las que hasta ahora, sólo había consciencia en el ser humano.
Foto vía Nieves Pérez Calero