Las cápsulas del tiempo y el misterioso sobre de Noruega

Sobre del tiempo de Noruega

«¿Qué os parece si enterramos una caja en la que metamos cada uno de nosotros algo muy personal o algún deseo?», dijo David. «Oye sí, y podríamos volver a reunirnos dentro de 25 años en este mismo lugar, desenterrarla y ver qué se ha cumplido…», añadió Luis. «También podríamos simplemente enterrarla y dejarla ahí hasta que alguien la encuentre. Sería gracioso ver la cara de sorpresa si dentro de 50 años escarban en el terreno y lo sacan…», machacó el tercero del grupo, Sito.

Son las cápsulas del tiempo. Los pequeños cofres que quien más quien menos ha fantaseado alguna vez con ocultar a los ojos de todos con la esperanza de que se encuentren muchos años después. En el fondo, la sensación es la misma que la de los mensajes lanzados en una botella al mar. Dejar los deseos o sentimientos o los hechos concretos, encerrados en un sitio que alguien, en otro lugar o en otro tiempo, pueda sacar a la luz.

No, no pasaron 50 años, sino 100. Y todo un país fue el testigo de un hecho tan insólito como curioso: el de la apertura de un sobre que había permanecido cerrado durante 100 años con el único mensaje escrito en él de «No abrir hasta el año 2012«.

La fantasía popular hizo el resto. Misterios, riquezas, pruebas perdidas… todo eran elucubraciones forjadas con el paso de los años y sacadas de las mentes más imaginativas. Cien años debieron ocultar algo importante ocurrido en 1912, y más cuando ese sobre había sido rellenado y cerrado por el propio alcalde de la ciudad de Otta, en Noruega.

Aquel sobre hubo de pasar por dos guerras mundiales, por una guerra fría, por la crisis de los misiles, por la primavera de Praga y por la caída de las Torres Gemelas… pero sobrevivió y llegó intacto hasta nuestros tiempos. De eso se encargaron los historiadores y conservadores del museo Gudbransdal, responsables del mantenimiento de ese sobre marrón envuelto en cuerdas y lacrado.

En agosto de 2012 el «histórico» evento fue retransmitido en directo por la cadena noruega VG TV y cientos o miles de personas estuvieron expectantes para ver lo que contenía aquel sobre de más de 3 kg. de peso, 40 cms. de largo, 29 de ancho y 9 cms. de alto. Tamaño más que suficiente para guardar sus buenos secretos políticos…

Entre sonrisas los historiadores se encargaron de confirmar que allí no había ni oro ni plata ni nada que pudiera comprometer al país… Sólo apuntes contables de la época sin más importancia que la de la curiosidad de ver los costes de aquellos tiempos, unos estandartes con los colores nacionales noruegos, una bufanda blanca que al parecer le había regalado el rey noruego al alcalde, unas invitaciones a cenas oficiales y un periódico del año 1914 (curiosamente dos años después de aquel 1912 en que supuestamente se lacró el sobre).

Mucho bombo y platillo. Mucha expectación. Mucho amante de la ciencia ficción y de las teorías conspirativas, pero lo cierto es que aquel sobre no era sino la particular cápsula del tiempo del antiguo alcalde de la ciudad, Johan Nygaard.

Ese día de agosto de 2012, probablemente se revolvió de la risa en su tumba…

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