La verdadera tumba de E.T.
Quizá se trate de uno de los episodios más surrealistas de la historia de los videojuegos, o simplemente una muestra más de lo inútil que es enterrar los errores, el caso es que el videojuego de E.T., desarrollado por Atari para la Navidad de 1982, tuvo un final tan inesperado como merecido: una fosa cubierta con cemento en el desierto de Alamogordo (Nuevo México). Irónicamente, el juego dedicado a uno de nuestros más amados extraterrestres terminó bajo el mismo desierto donde supuestamente se encontró el polémico «platillo volante» de Roswell.
Las redes sociales comenzaron a hacerse eco de esta noticia a partir del año 2005, asegurándose en varios foros especializados que la compañía Atari había ordenado enterrar en algún lugar desconocido miles de cartuchos del videojuego a principios de los 80, y se especulaba sin parar sobre el paradero de dicho enterramiento. Muchas personas trataron sin éxito de encontrar el lugar hasta la llegada de Joe Lewandowski, trabajador de un vertedero que contaba como el día 22 de Septiembre de 1983 fue testigo de como nueve camiones descargaban una enorme cantidad de cartuchos para «Atari 2600» y también muchas consolas defectuosas.
Una de las principales causas de las primeras filtraciones fue que durante el proceso no hubo seguridad presente en el vertedero, así que al día siguiente de la llegada de los camiones de Atari todos los habitantes de Álamo Gordo habían visto, vendido, regalado o recibido ejemplares del juego. La policía se enteró de los robos y ordenó detener la operación, cuando apenas nueve de los veintiocho camiones habían vaciado su carga. Según Joe Lewandowski de los 5 millones que se debían enterrar, sólo un millón quedó sepultada bajo este desierto. El destino del resto de camiones aún está por desvelar.
La explicación de esta acción debe estar en el estrepitoso fracaso que supuso el lanzamiento del juego de E.T. (un juego que en verdad no tiene pies ni cabeza), y la consiguiente vergüenza empresarial de arrastrar un error como ese, pero parece desproporcionado llegar al punto de sepultarlo bajo el desierto.
Aunque Atari reconoció oficialmente que había enterrado miles de cartuchos y muchas consolas, aseguró que se había hecho por tratarse de «material defectuoso» y no reconoció el hecho de que la mayoría de los cartuchos eran de E. T. y venían sin desempaquetar. La versión oficial de Atari continúa siendo que todo lo referente al fracaso de E. T. y su enterramiento es poco más que una leyenda urbana, aunque son muchos los que todavía se aventuran por el lugar armados con una pala dispuestos a demostrar lo contrario.