Fado, voz de la melancolía en Portugal

Fado

Portugal exhibe una riqueza y diversidad cultural en su arte, destacando el Fado como una manifestación trascendental. Este género musical, reconocido internacionalmente como parte del folclore portugués, se presume que emergió en la primera mitad del siglo XIX entre las clases bajas de las ciudades portuarias y los arrabales de Lisboa y Coimbra. Posteriormente, ganó notoriedad en la aristocracia, expandiendo su popularidad.

Origen de la palabra Fado

La raíz etimológica de «fado» proviene del latín «fatum», que significa «destino», caracterizando el espíritu del género. Las canciones, interpretadas mayormente por solistas masculinos acompañados de una viola y una guitarra, evocan una profunda melancolía y expresan las adversidades de la vida a través de su música y letras.

Los temas predominantes en el Fado giran en torno a la nostalgia y a pequeñas historias en los barrios humildes de la ciudad, imbuidas de tristeza. Se abordan también temas de amor, enfatizando la masculinidad y a menudo relegando a la mujer a un papel secundario. La muerte, las comparaciones sociales y los acontecimientos cotidianos también se entrelazan en las letras.

¿Qué es el Fado?

Dentro del panorama del folclore urbano, puede ser equiparado a géneros como el Tango en Buenos Aires, el Rebetiko en Atenas o el Flamenco en Andalucía. Surgieron en el siglo XIX en barrios en crecimiento, como expresiones de la bohemia en tabernas y lugares marginales.

A pesar de ser considerado un espectáculo cultural y estar protegido por instituciones portuguesas, la popularidad del Fado ha menguado con el tiempo. Este declive se atribuye en parte a la percepción errónea de que está asociado a los años difíciles de la dictadura.

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